Catorce

emidesinglau
2 min readApr 3, 2020

04: 39. Me despierto un poco más temprano que lo habitual en estos días de cuarentena. Sé que me va a costar volver a dormir. Llamo a Rita, mi gata que debe estar acostada debajo de mi cama o arriba del sillón. No responde. Anoche "salí" después de varios días. Lo hice tarde porque tuve mi primera clase de maestría en aislamiento y el profesor estaba efusivo y ansioso. Necesitaba hablar. En la esquina había dos hombres que desde que empezó el confinamiento habitan la vereda techada de un edificio bajo. Junto a ellos estaba un policía (A) y una vecina. Imaginé que charlaban sobre el fin del mundo. En un momento pensé en acercarme y compartir un pucho aunque no fumo, nadie lo hacía tampoco, claro, el corona. Me tentaba que fuera el primer grupo de gente que veía " junta en distanciamiento" hacer otra cosa distinta a comprar en los negocios. Seguí de largo y encontré el chino cerrado. Vi autos, colectivos sin pasajeros, algunos taxis, rappiteros y personas paseando a sus perros. Los perros son la salvación de aquellos que más sufren el confinamiento. Un kiosco abierto. Pedí una coca de 600 y unas papas. Cuando llegué a casa me encontré con una nota de mis vecinos que decía que nos desinfectemos al usar el ascensor y los espacios comunes porque los medios habían informado que un inspector policial de la comuna está infectado y otros tres dieron positivo. El pedido se justificaba porque hace una semana dos policías de la seccional estuvieron en el edificio y entregaron en mano una nota a un vecino. Ingresé al ascensor con desconfianza. Me acordé que aquella tarde vi a los policías tocar el timbre en mi edificio. Llevaban barbijo. Eran dos: (B y C). Antes de llegar me crucé con otro policía (D) y me asusté porque yo había salido sin documentos. Se trataba de un trámite rápido: comprar ajo enfrente. A pesar de mi preocupación D ni me miró, llevaba un paquete de papas fritas mientras le contaba por teléfono a su novia la cantidad de horas extras que había hecho aquella semana. Vi a A charlar con los hombres en "situación de calle", a B y C tocar el timbre de casa y a D regresar del chino después de comprar papas. Si no nos mata la policía nos va a matar la paranoia.

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